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José Luis Lanciego

Investigador Senior del Programa de Terapia Génica en Enfermedades Neurodegenerativas en el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA), Universidad de Navarra

Se trata de un estudio realizado por neurólogos franceses que han evaluado la eficacia de un medicamento habitualmente indicado en el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2 para controlar los niveles de glucosa en sangre como potencial tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Es un ensayo clínico doble ciego con lixisenatida, un fármaco agonista del receptor del GLP-1 (nombre comercial: Lyxumia). Es un ensayo de ‘reutilización’, esto es, se prueba para una determinada enfermedad (párkinson en este caso) un fármaco ya aprobado para el tratamiento de otra indicación (diabetes mellitus tipo 2), de manera que este tipo de ensayos ya cuentan de entrada con un elevado nivel de seguridad. 

Para este estudio han sido reclutados un total de 178 pacientes diagnosticados de párkinson hace menos de tres años, los cuales han sido aleatoriamente asignados al grupo control o al grupo placebo. Las dosis de lixisenatida empleadas han sido las habituales para el tratamiento de la diabetes, comenzando con una dosis inicial de 10 microgramos durante 14 días y continuando con una dosis de mantenimiento de 20 microgramos durante 12 meses. El fármaco se administra por el propio paciente mediante un bolígrafo inyectable a nivel subcutáneo en el muslo, el abdomen o en la parte superior del brazo (no se informa del punto de inyección en el artículo). 

Se pretende averiguar si la administración de lixisenatida aminora la progresión de la enfermedad de Parkinson, para lo cual se comparan las puntuaciones obtenidas en escalas clínicas entre el grupo tratado y el grupo control. El hallazgo más relevante es que a los 12 meses de tratamiento la puntuación en las escalas motoras es de 3 puntos inferior en los pacientes tratados por comparación a los pacientes del grupo placebo. La escala clínica empleada es la denominada MDS-UPDRS III, que a mayor puntuación indica mayor severidad. 

Aunque la mejoría de 3 puntos es poco llamativa, es estadísticamente significativa. No obstante, es necesario considerar si dicha mejoría es suficientemente beneficiosa a nivel clínico, pues presenta diversos efectos secundarios tales como náusea, vómitos y reflujo gastroesofágico (presentes en el 46%, 13% y 8% de pacientes tratados con el fármaco, respectivamente), efectos secundarios gastrointestinales ya habitualmente reportados en pacientes diabéticos tratados de manera idéntica. Nótese que los efectos secundarios fueron considerados inaceptables en aproximadamente un tercio de los pacientes tratados con lixisenatida, de manera que fue necesario reducir su medicación de mantenimiento (20 microgramos) a la dosis inicial (10 microgramos). 

Entre las limitaciones del estudio, es necesario tener en cuenta que todos los pacientes se encuentran tratados con medicación antiparkinsoniana de diversa índole durante el ensayo clínico, de manera que es difícil evaluar si el modesto efecto beneficioso obtenido con lixisenatida es debido a dicho fármaco o a la propia medicación antiparkinsoniana. También es necesario tener en cuenta que el tiempo de seguimiento es relativamente corto (12 meses) como para evaluar correctamente si la lixisenatida tiene o no un efecto a largo plazo. Además, únicamente se ha empleado la pauta de dosificación que se recomienda para el tratamiento de la diabetes mellitus, sin considerar otras dosificaciones. 

En conclusión, y tal como reconocen los propios autores, será necesario realizar ensayos clínicos con mayor número de pacientes y con un plazo más largo para determinar correctamente la eficacia y seguridad de este potencial tratamiento de reutilización para pacientes parkinsonianos. 

ES