Jaime Llinares
Doctor arquitecto del departamento de Construcciones Arquitectónicas de la Universidad Politécnica de Valencia
Luis Cortés
Doctor arquitecto del departamento de Construcciones Arquitectónicas de la Universidad Politécnica de Valencia
El riesgo para la estabilidad estructural de los edificios aumenta considerablemente cuando el agua ha erosionado la cimentación. Esto ocurre si ha habido una corriente de agua que ha desgastado el terreno bajo los cimientos, creando un hueco que podría provocar un asentamiento, generando grietas o incluso el colapso parcial del edificio. En edificios con muros de carga, estos asentamientos causarían grietas en los muros, formando arcos de descarga o, en casos graves, el colapso del muro.
Otra situación posible es que el agua a gran velocidad impacte en las fachadas, pudiendo causar el derrumbe de estas y, en consecuencia, el colapso del edificio en gran medida. Cuando el agua se infiltra a través de los muros o en caso de inundación, los daños afectan instalaciones, revestimientos y acabados. Es esencial que un profesional de las instalaciones revise estos elementos antes de volver a ponerlos en funcionamiento. En el caso de los acabados, los daños son principalmente estéticos y, antes de aplicar la pintura final, es necesario limpiar el paramento y esperar a que se seque.
La evaluación de los daños debe ser realizada por profesionales con atribuciones en edificación, como arquitectos o arquitectos técnicos, quienes son los indicados para evaluar la urgencia de las intervenciones, especialmente si los bomberos no han actuado previamente de oficio.