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Jesús Adrián Álvarez

Actuario y doctor en Salud Pública, gerente actuarial en Ernst & Young (EY) en Dinamarca

Este estudio proporciona una perspectiva interesante sobre el desarrollo de la desigualdad mundial en términos de longevidad. 

A pesar de haber ciertas convergencias en indicadores de longevidad entre regiones, hay marcadas diferencias entre países. Por ejemplo, los españoles viven en promedio 83 años, mientras que el promedio de vida en Nigeria es solo de 53 años. Esta simple comparación da una idea de la magnitud de las desigualdades mundiales que predominan en la actualidad y que muy probablemente prevalecerán por muchos años más. 

Otro punto interesante para resaltar es la comparación entre las estadísticas de hombres y mujeres, donde los autores encuentran que la brecha de longevidad se está reduciendo. Este hallazgo está en línea con investigaciones previas, los cuales señalan que la brecha de longevidad entre hombres y mujeres se ha reducido en países con economías de altos ingresos. Sin embargo, esta reducción no significa necesariamente que los hombres vivan más que las mujeres. Las estadísticas señalan que una de las causas principales de este fenómeno es el aumento de muertes entre mujeres debido a cánceres y enfermedades respiratorias asociadas al consumo de tabaco, lo cual se traduce a mayores pérdidas en esperanza de vida de mujeres en comparación a la de los hombres. 

El vivir más años no significa que las personas vivan más sanas. Para cuantificar esto, es necesario medir el número de años que una persona vive con buena salud. La combinación de indicadores de longevidad y de salud permiten una perspectiva completa de la calidad y la duración de la vida humana. Esta perspectiva es esencial en el desarrollo de políticas sociales y de salud pública con énfasis en el bienestar humano.

ES