Inmaculada Álvarez-Manzaneda Salcedo
Investigadora posdoctoral del departamento de Ecología de la Universidad de Granada
La nota de prensa refleja de manera adecuada y precisa las principales conclusiones de este estudio.
Este estudio es de una gran calidad. Los autores han hecho un excepcional trabajo analizando un total de 14.566 proyectos enfocados en la protección de especies determinadas que se han llevado a cabo entre 1992 y 2016. El objetivo de este estudio ha sido el de analizar a qué grupos se les ha destinado un mayor presupuesto para su conservación y que categoría de protección tenían las especies consideradas dentro de dichos grupos. Para ello, los autores se basan en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internaciones para la Conservación de la Naturaleza (UICN), lo cual aporta una gran solidez al análisis. Posteriormente, los autores detallan de una manera muy precisa cómo se han distribuido los fondos de los proyectos estudiados para la conservación de especies bajo distintas categorías de amenaza.
El trabajo es realmente esclarecedor, aportando novedosa y valiosa información al poner en conjunto datos brutos involucrando a distintos grupos de especies. Asienta una base fundamental para futuras investigaciones más específicas que puedan centrarse en determinados grupos, especies o áreas geográficas. Asimismo, aunque no era el objetivo de los autores, es necesario señalar que, en numerosas ocasiones, la conservación de una especie depende directamente de la protección de su hábitat, algo no tenido en cuenta en este estudio y que no podemos ignorar.
Este estudio pone de manifiesto una realidad preocupante. Las especies más carismáticas y de un mayor tamaño suelen recibir una mayor atención y financiación para su conservación. Sin embargo, otras especies que no son consideradas igual de atractivas pero que se hallan en una situación más vulnerable, no reciben el apoyo que debieran. Debemos tener en cuenta que el valor de una especie no se debe a su apariencia, los hongos, anfibios o reptiles también tienen un papel fundamental en el funcionamiento de los ecosistemas y a menudo pasan desapercibidos.
No podemos permitir que la conservación de una especie se base en su popularidad.