Iñaki Comas
Coordinador de la Plataforma Salud Global del CSIC e investigador del Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV-CSIC)
Ahora mismo no hay ninguna evidencia de que las formas recombinantes descritas tengan alguna característica diferente a las que ya conocemos para BA.1 o BA.2, sobre todo en lo que se refiere a severidad o efectividad vacunal.
Para una de ellas (XE) se ha descrito una posible mayor transmisibilidad en el Reino Unido, pero la evidencia es todavía débil. Como ya hemos aprendido anteriormente, necesitamos ver el comportamiento a largo plazo para poder estimar si reemplazará a la variante dominante (BA.2). Pero es sobre todo necesario saber la trayectoria que esta forma recombinante tiene en otros países donde esté presente. Esta epidemiología comparada nos permitirá descartar efectos locales, como ha ocurrido otra veces con otras variantes. Ninguno de esos datos (información de la trayectoria a largo plazo en un mismo país y de la trayectoria en otros países) están disponibles.
Por otra parte, XE mantiene la composición genética que tiene BA.2 en la proteína de la espícula, por lo que es de esperar que la protección de las vacunas no sea esencialmente diferente a la que vemos en estos momentos.
Por último, recordar que la aparición de formas recombinantes no es algo nuevo, ya han existido y seguirán apareciendo. Su aparición se da cuando dos variantes diferentes infectan a un mismo individuo a la vez, por tanto es de esperar que sean más comunes en aquellos escenarios donde la incidencia sea más alta. Ello no significa que vaya a tener unas características esencialmente diferentes: es una forma más que tienen los virus de generar variación. De hecho, la OMS la sigue clasificando como subvariante de ómicron.
Al igual que otras variantes y subvariantes, lo que se necesita es una vigilancia continua de variantes, recombinantes y no recombinantes, y una integración con los datos epidemiológicos y clínicos para rápidamente tomar decisiones si fuera necesario. En ese sentido, con ómicron tuvimos en menos de un mes una idea bastante clara de sus características. Ese es el camino a seguir para poder adelantarnos al virus, en el caso de que hiciera falta. De momento esa necesidad no parece que exista para el caso de las formas recombinantes recientemente descritas (a la espera de resultados más completos).