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Ignacio Morgado

Catedrático emérito de Psicobiología en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y miembro numerario de la Academia de Psicología de España

La investigación, aunque experimentalmente compleja, es de calidad y se integra en el intento de descubrir los mecanismos fisiológicos, conductuales y ambientales que promueven o aumentan la resiliencia al estrés crónico.  

Según los resultados del estudio, esa resiliencia está relacionada con la liberación del neurotransmisor dopamina en el sistema mesolímbico cerebral, una liberación que, en la práctica de una situación estresante, como la de una derrota social, puede favorecer la resiliencia cuando resulta del propio choque o enfrentamiento del sujeto con el estresor (con el agresor en la situación de derrota), pero no la favorece cuando resulta de escaparse de él o evitarlo. El cerebro, por tanto, reacciona de manera diferente según el contexto y la reacción primaria del estresado, lo que, en cierto modo, señala un camino para potenciar la propia resiliencia ante la adversidad. Son resultados que, según los autores del trabajo, avalan el conocido papel de la dopamina en la promoción de asociaciones positivas con estímulos relevantes del entorno en situaciones de aprendizaje. 

Aunque puede objetarse que estos resultados todavía no se han observado en humanos, la demostrada conservación de muchos mecanismos fisiológicos en la evolución de los mamíferos nos hace sospechar que también podrían darse en nuestra especie, explicando las importantes y llamativas diferencias observadas en el modo de reaccionar al estrés de cada persona. Diferencias que, a su vez, podrían explicar las diferentes capacidades de las personas para afrontar y mantenerse en situaciones tan estresantes como las del miedo a la enfermedad u oficios como el de la empresa, la educación o la política. 

ES