Ignacio J. Molina Pineda
Catedrático de Inmunología
El sarampión es una enfermedad altamente transmisible y para lograr la interrupción de la transmisión es necesario tener tasas de vacunación superiores al 95 % de la población. La vacuna de la que disponemos es muy eficaz, pero en los últimos años se ha producido una disminución en la tasa de vacunación. Las medidas higiénicas y de confinamiento tomadas durante la pandemia fueron también muy eficaces, de manera colateral, contra el sarampión.
Según el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, a lo largo de 2023 se observó un aumento apreciable del sarampión en toda Europa, especialmente en Rumanía, Austria y Liechtenstein, aunque aún muy lejanos de las cifras del año 2009, que registró el último pico de incidencia. La inmensa mayoría, hasta el 95 %, de los casos detectados eran en pacientes no vacunados o incorrectamente inmunizados. En tanto que el sarampión puede acarrear importantes complicaciones que necesitarían hospitalización, es necesario recordar la importancia de mantener la correcta inmunización en todas las personas. En el momento en que baje la tasa de vacunación aparecerán nuevos casos, que es exactamente lo que está ocurriendo en toda Europa y también en España.