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Ignacio Jesús Dávila González

Jefe del Servicio de Alergia en el Hospital Universitario de Salamanca, catedrático en la facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca y presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica

El 27 de junio, el Comité de Medicamentos de Uso Humano de la Agencia Europea del Medicamento emitió una opinión positiva sobre el sumario inicial para la aprobación de un espray nasal con una solución de 2 mg de adrenalina intranasal con la siguiente indicación: “Tratamiento de emergencia de reacciones alérgicas (anafilaxia) debidas a picaduras o picaduras de insectos, alimentos, medicamentos y otros alérgenos, así como de la anafilaxia idiopática o inducida por el ejercicio. El tratamiento está indicado para adultos y niños con peso corporal mayor o igual a 30 kg”. 

Sin duda, se trata de una gran noticia para los pacientes que sufren estas reacciones, para los alergólogos en particular y los médicos en general.    

La anafilaxia es una reacción sistémica aguda que conlleva riesgo vital y es el resultado de la acción de diversos compuestos y factores. Se estima que su incidencia global es de 50 a 112 episodios por cada 100.000 personas al año, con una tasa de recurrencia en los pacientes de alto riesgo del 26,5-54 %. En la actualidad, el tratamiento de elección es la administración inmediata de adrenalina por vía intramuscular. Sin embargo, existe una clara infrautilización de la adrenalina en la anafilaxia, a pesar de las campañas de concienciación. Las principales razones subyacentes son el miedo a las agujas, la falta de disponibilidad de los dispositivos, el olvido, la vida media útil, el elevado coste o el inconveniente de tener que llevar constantemente consigo los dispositivos.   

La administración de fármacos por vía intranasal es una práctica que se viene realizando desde hace centurias. Habitualmente, se ha empleado para la administración de diversos compuestos (en el caso de la alergia, corticoides, antihistamínicos y agonistas alfa-adrenérgicos) buscando que ejerzan su acción a nivel local. Sin embargo, y sobre todo más recientemente, también se ha investigado la vía nasal para la administración de fármacos con efecto sistémico o con efecto en el sistema nervioso central (SNC).   

La base de la administración nasal para conseguir un efecto sistémico se basa en la elevada vascularización de la mucosa nasal, la ausencia de efecto primer paso en la metabolización y la rapidez de acción, a lo que se suma la facilidad de la administración y el hecho de no ser un método invasivo. La administración intranasal con la idea de conseguir un efecto en el SNC se basa en la posibilidad de conseguir una absorción directa a través del epitelio olfatorio, evitando la barrera hematoencefálica.   

En el caso de la administración de adrenalina para la anafilaxia, claramente son ventajas de gran utilidad la rápida absorción y la facilidad de administración. Así, en los últimos años, se ha investigado e invertido en el desarrollo de esta vía de administración, con la administración mediante un espray nasal de adrenalina en solución o en polvo.   

Con relación a la recentísima resolución de la EMA de un espray nasal con una solución de adrenalina, los estudios se han basado, fundamentalmente, en evaluaciones farmacocinéticas y farmacodinámicas que han comparado la disponibilidad y cinética de la adrenalina administrada por vía nasal comparada con la administrada por vía intramuscular en sujetos sanos, llevando a la excelente noticia referida. Además, los efectos locales han sido aceptables y los sistémicos no han sido diferentes de los de la adrenalina administrada por vía intramuscular.   

No obstante, aún quedan interrogantes por resolver. En primer lugar, no se conoce cómo se comportaría el preparado en el tratamiento anafilaxia en una situación de práctica clínica habitual; obviamente, los investigadores aducen que no se puede realizar tal estudio desde un punto de vista ético, aunque en un entorno de urgencia hospitalaria o de una consulta de alergia, sí que sería factible de realizar. Adicionalmente, se desconoce cómo se comportará el preparado en los pacientes alérgicos, en especial si padecen afecciones nasales o reciben tratamientos tópicos nasales que pudieran interferir en la absorción; o en pacientes obesos; o en aquellos con poliposis nasal o intervenciones nasales, entre otros posibles factores que pueden influir en la efectividad del tratamiento.   

En cualquier caso, no cabe duda de que se trata de una excelente noticia, que abre nuevas perspectivas en el manejo de las reacciones anafilácticas. 

ES