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Hilary Evans-Newton

Directora ejecutiva de Alzheimer's Research UK

La decisión adoptada hoy por el comité consultivo de la EMA de revocar su postura anterior y aprobar lecanemab marca un hito importante en la lucha mundial contra la enfermedad de Alzheimer. Aunque no es una cura, lecanemab supone un importante paso adelante. El lecanemab es uno de los primeros tratamientos que han demostrado ralentizar el deterioro de la memoria y el pensamiento asociado al alzhéimer, en lugar de limitarse a aliviar los síntomas. Este progreso, por modesto que sea, supone un gran avance en la forma de tratar el alzhéimer. 

Esta decisión está en consonancia con los reguladores de otros países del G7. La EMA, en consonancia con el Reino Unido, ha decidido excluir a determinadas personas de recibir lecanemab, entre ellas las portadoras de dos copias de un gen llamado APOE4, ya que esto las expone a un mayor riesgo de efectos secundarios. Alrededor del 15 % de los enfermos de alzhéimer son portadores de dos copias de este gen. Aunque el fármaco no está disponible en el SNS, personas de EE.UU. y Japón ya están recibiendo lecanemab, con sistemas de seguimiento de la evolución que mejoran nuestra comprensión del funcionamiento de estos fármacos fuera de los ensayos clínicos. Esta información será clave para orientar futuras decisiones clínicas, como qué pacientes se benefician más de los tratamientos, durante cuánto tiempo deben administrarse y en qué fases de la enfermedad. 

Aunque estos nuevos tratamientos contra el alzhéimer están lejos de ser una solución perfecta, abren la puerta a futuros tratamientos que serán más seguros y eficaces, acercándonos a un día en que podamos ralentizar, detener e incluso revertir todas las formas de demencia. Gracias a décadas de investigación, hemos avanzado enormemente en la comprensión del alzhéimer, y la investigación sigue siendo nuestra mejor esperanza para conseguir que esta devastadora enfermedad sea por fin cosa del pasado. 

ES