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Haciendo las maletas: guía rápida para cuidar la salud en viajes internacionales

Con las vacaciones estivales surgen preguntas sobre cómo preparar las salidas a otros países; también, en cuanto a recomendaciones sanitarias. En esta guía explicamos lo fundamental para protegerse y proteger a los demás.

30/06/2025 - 07:30 CEST
maleta

Viajero haciendo la maleta y el botiquín básico. | Fuente: Adobe Stock.

¿Con cuánta antelación hay que empezar a preparar un viaje internacional desde el punto de vista de la salud? 

África González Fernández, catedrática de Inmunología en la Universidad de Vigo y exdirectora del CINBIO, señala al SMC España que lo más importante es planificar las posibles vacunas y todo lo necesario de cara al viaje con “al menos, dos o tres meses”. 

Quienes viajen a países tropicales, subtropicales o en vías de desarrollo deben acudir a un centro especializado en medicina del viajero con entre cuatro y ocho semanas de antelación a la partida, preferiblemente antes si se prevé llevar a cabo un viaje de larga duración o trabajar en el extranjero. Hay que tener en cuenta que durante el periodo estival la demanda de este servicio es más alta, por lo que se recomienda pedir la cita con bastante antelación si se tiene un viaje planificado en la temporada vacacional. 

¿En qué viajes debemos prestar más atención a las recomendaciones sanitarias? 

En todas las salidas internacionales, especialmente aquellas en las que se visiten países en desarrollo, tropicales o subtropicales, quienes viajen deben estar atentos a las medidas generales del Ministerio de Sanidad, entre las que se encuentran las recomendaciones de vacunación.  

“Los viajes internacionales a cualquier destino conllevan riesgos sanitarios en sí mismos”, explica al SMC España Mar Faraco, jefa de Servicio de Sanidad Exterior en la subdelegación del Gobierno de Huelva, aunque son los viajes a países de menor desarrollo que el país de origen “los que deben priorizarse” extremando las precauciones y recibiendo recomendaciones sanitarias específicas de manera previa. Algunos de estos riesgos derivan de los cambios ambientales o de las condiciones de los medios de transporte.  

¿Cuáles son los principales riesgos sanitarios en estos destinos? 

En relación con la comida, las autoridades sanitarias recomiendan no consumir alimentos mantenidos a temperatura ambiente, aquellos crudos o no cocinados totalmente, los que contengan huevos crudos o poco cocinados, y la fruta con piel dañada. 

También se debe prestar especial atención al agua: se debe evitar el hielo en las bebidas y los helados de cualquier tipo, no lavarse los dientes con agua que no sea segura; y hervirla —también para beber— si se duda de su calidad.  

Es importante tener cuidado con los baños tanto en agua dulce como salada. Los cursos de agua, canales o lagos tropicales pueden estar infectados por larvas que penetran en la piel y provocan enfermedades. Los baños en el mar —aunque en principio inofensivos— pueden derivar en picaduras de medusas o peces, así como dermatitis por contacto con corales, crustáceos, mariscos o anémonas. 

vacunas

¿Cuáles son las enfermedades más frecuentes? 

Rosa López Gigosos, coordinadora del Grupo de Trabajo de Vacunas del Viajero de la Asociación Española de Vacunología (AEV), clasifica los problemas de salud más frecuentes en tres: enfermedades gastrointestinales, síndromes febriles y alteraciones dermatológicas.  

La diarrea del viajero es la patología más común y se puede producir por algunas bacterias (como E. coli, Shigella o Campylobacter), algunos virus (como norovirus, adenovirus o rotavirus) o parásitos. La higiene alimentaria es muy importante para reducir su incidencia. 

En cuanto a los síndromes febriles, la especialista apunta a que, en su mayoría, suelen ser consecuencia de enfermedades transmitidas por mosquitos, “como el dengue, chikungunya, zika o malaria”, aunque también pueden estar ocasionados por microorganismos que se adquieren a través del agua y alimentos contaminados, como es el caso de la fiebre tifoidea.  

Por último, las alteraciones en la piel suelen deberse a picaduras, infecciones, exposición solar, alergias o contacto con fauna y flora local: “Las principales causas de consultas por lesiones cutáneas tras los viajes son las infecciones de la piel y de los tejidos blandos, las picaduras de insectos y las larvas cutáneas migrans”, enumera López Gigosos al SMC España. 

¿Qué no debe faltar en un botiquín cuando viajamos? 

Un botiquín básico para primeros auxilios debe contener: esparadrapo adhesivo, antiséptico para heridas, vendas, gotas oculares, repelentes de insectos, descongestionante nasal, sales de rehidratación oral para dolencias gastrointestinales, tijeras, analgésicos simples —como paracetamol—, apósitos esterilizados, termómetro y tratamiento para las picaduras de insectos.  

Como repelentes de insectos se pueden utilizar aquellos con DEET 45 % —aplicándose cada tres o cuatro horas—, Icaridín-Picaridina (Bayrepel/AutanActivo), Dimetilftalato o aceites esenciales de plantas.  

Aparte de añadir la medicación que esté tomando cada persona regularmente, otros elementos que se pueden incorporar al botiquín son antidiarreicos, polvos antifúngicos, antipalúdicos, preservativos, sedantes, jeringuillas y agujas esterilizadas, desinfectantes de agua y productos menstruales. 

botiquín y vacunas

¿Dónde se puede consultar la información oficial y actualizada sobre la situación sanitaria de los destinos? 

El Ministerio de Sanidad cuenta con la información sanitaria detallada y actualizada de cada país. Mediante el mapa interactivo podemos seleccionar el país que nos interese y aparecerá información útil, como las vacunas obligatorias y recomendadas (si fuera el caso). Asimismo, también informa de los riesgos por enfermedades concretas asociados al territorio seleccionado, especificándose las temporadas y zonas más problemáticas.  

Por su parte, a Organización Mundial de la Salud (OMS) dispone de un recurso en el que consultar datos acerca de la situación sanitaria de cada país, con parámetros como los casos notificados e incidencia de algunas enfermedades o los índices de cobertura de vacunación. Además, la consulta médica individualizada de manera previa al viaje es muy útil.  

¿Qué grupos de población deben extremar las precauciones? 

Los riesgos sanitarios asociados a los viajes son mayores para ciertos grupos de población, entre los que se incluyen: bebés y niños pequeños, embarazadas, personas mayores, con discapacidad o inmunodeprimidas, y aquellas que tengan problemas médicos previos. Además, Faraco explica que los viajeros deben tener en cuenta otros aspectos personales, como los antecedentes alérgenos, los tratamientos médicos actuales, el historial de vacunaciones o situaciones específicas como la lactancia.  

Quienes tengan enfermedades crónicas deben llevar la medicación necesaria para todo el tiempo que dure el viaje, guardada en sus envases originales y con las etiquetas visibles, especialmente aquellos medicamentos que requieran receta.  Para evitar riesgos ante robos o posibles pérdidas, desde Sanidad recomiendan llevar la medicación por duplicado, en el equipaje de mano y en el equipaje facturado. 

Estos viajeros deben llevar consigo toda la información relativa a su situación médica y tratamientos, incluyendo informes sanitarios que certifiquen que la medicación es necesaria para los pacientes, incidiendo en los tratamientos que puedan plantear problemas en los controles de seguridad o aduanas, por ejemplo, los administrados con jeringuillas.   

¿Es obligatorio vacunarse para este tipo de viajes? 

Depende. Existen vacunas obligatorias y recomendadas, todas ellas vinculadas a la zona y la época del año en la que se viaje. Su indicación depende también de otros factores como la situación personal del viajero (embarazadas, niños, ancianos, personas con discapacidad o dolencias crónicas), el tiempo de duración de la estancia, la situación sanitaria del país que visitemos, las características específicas del viaje (organización individual o en grupo, visita de zonas rurales o urbanas) o el motivo (turismo, trabajo, aventura, cooperación, visita a familiares, etc.). 

Las vacunas obligatorias están sometidas a reglamentación internacional y el registro de su administración puede ser exigido por las autoridades del país que se visita mediante el Certificado Internacional de Vacunación o Profilaxis. Este tipo de vacunación solo se administra en los Centros de Vacunación Internacional, autorizados y aprobados por la OMS. En ellos también se proporciona el certificado mencionado. 

Faraco señala que “en muy contadas ocasiones” los países de destino exigen que se haya administrado un tipo concreto de vacuna y comenta que la única contemplada de manera específica en el Reglamento Sanitario Internacional es la de la fiebre amarilla. 

Por su parte, la especialista de la AEV destaca que otras dos vacunas —la de la poliomielitis y la de la meningitis meningocócica— pueden ser obligatorias en algunos países o contextos específicos, pudiendo ser también recomendables en muchos destinos en los que no se exijan como requisito de entrada.  

En cuanto a las vacunas recomendadas, son las que, a pesar de no suponer una condición indispensable de cara a entrar a los países de destino, están altamente indicadas por su papel clave en la prevención de enfermedades infecciosas. Como subraya López Gigosos, su principal finalidad es “proteger al viajero de las enfermedades prevalentes en el destino y evitar su propagación”. 

¿Hay un carné internacional de vacunación? ¿Cuándo es obligatorio llevarlo? 

Sí, y se conoce como Certificado Internacional de Vacunación o Profilaxis. Es el documento oficial en el que el personal sanitario cumplimenta y certifica las vacunas y tratamientos preventivos o profilácticos que se administran a quienes lo requieran para sus viajes.  En él aparecen la fecha, fabricante de la vacuna, número de lote, título profesional del vacunador y sello oficial del centro de vacunación en el que se hayan puesto. Deben llevarlo aquellas personas que viajen a destinos en los que la vacunación para una cierta enfermedad sea obligatoria, ya que se les puede exigir a la entrada o a la salida.  

El certificado solo es válido si la vacuna está aprobada por la OMS y si su administración se ha realizado en un centro designado por la administración sanitaria local. El documento debe estar impreso en inglés o francés, pudiendo añadir otra lengua adicional. La validez en el caso de la fiebre amarilla es vitalicia.   

¿Dónde se administran estas vacunas en España? ¿Son gratuitas? 

En nuestro país, la vacunación asociada a los viajeros internacionales se administra en los Centros de Vacunación Internacional. Estos 101 centros, repartidos por todo el territorio nacional, llevan a cabo actividades relacionadas con la vacunación a población general y atienden consultas de vacunación al viajero internacional.  

En la web del Ministerio de Sanidad aparece un listado con sus direcciones, teléfonos de cita previa y consulta médica, las direcciones de correo electrónico y los horarios de atención al público. A través de este enlace se puede solicitar, modificar o anular una cita previa en cualquiera de ellos.  

El coste de la vacunación depende de cada comunidad autónoma, siendo la tasa para la vacuna de la fiebre amarilla u otras obligatorias las únicas gestionadas de manera estatal —oscilan los 20 euros por vacuna—.   

¿Cuáles son las principales vacunas recomendadas? 

López Gigosos recalca que la atención individualizada es “muy importante” y que las indicaciones varían en “función del destino, el tipo de viajero, la edad y otras variables”. Teniendo esto en cuenta, la especialista señala las pautas más recomendadas para adultos jóvenes que viajen a países tropicales y subtropicales: “Las vacunas frente a la hepatitis A, la fiebre tifoidea, la fiebre amarilla y el refuerzo de la vacuna de tétanos-difteria-tosferina". 

 ¿Qué ocurre si una persona no se vacuna antes del viaje?  

La catedrática de la Universidad de Vigo advierte de los riesgos para quienes no sigan las recomendaciones de vacunación: “Se exponen a desarrollar una enfermedad que puede ser grave o incluso letal”. Además, González incide en la importancia de las vacunas para a frenar la expansión de enfermedades y el riesgo que supondría para personas no vacunadas o inmunodeprimidas importarlas a sus países de origen. 

¿Qué papel juega la vacunación en el contexto actual de brotes emergentes? 

Faraco explica que las vacunas son fundamentales a la hora de prevenir la expansión de ciertas enfermedades: “Son una herramienta básica de control de brotes y epidemias”. La experta remarca la importancia de que los viajeros internacionales estén correctamente vacunados de acuerdo con el calendario vacunal “para evitar ser propagadores de enfermedades y originar o expandir brotes”. 

También pone el foco en aquellos casos en los que los viajeros se trasladan a destinos donde hay enfermedades que no existen en sus lugares de origen: “Además de afectar de forma personal, pueden ser importadas de vuelta y originar brotes locales”. 

¿Qué son las medidas de profilaxis? ¿En qué situaciones deberíamos tomar fármacos antipalúdicos?  

Faraco explica que las medidas de profilaxis en la medicina del viajero son las que se toman especialmente con el objetivo de prevenir la malaria, también conocida como paludismo. La quimioprofilaxis es el uso de medicamentos para este fin y consiste en la toma de una tanda de tratamiento completa con un medicamento antimalárico o antipalúdico a poblaciones vulnerables en momentos designados durante el período de mayor riesgo de malaria, “durante el viaje y algunos días antes y después”, señala Faraco.  

“Los fármacos preventivos para la malaria [los antipalúdicos] se deben tomar en regiones donde este riesgo es alto o moderado”, comenta Faraco, que insiste en tener en cuenta otros factores a la hora de indicar el tratamiento, como “la susceptibilidad y posible gravedad por causas del tipo de viajero o las dificultades previsibles de acceso a atención médica rápida y adecuada en caso de fiebre elevada”.  

“La malaria es una enfermedad grave, potencialmente mortal, que, aunque tiene tratamiento, precisa un diagnóstico y tratamiento precoz". De ahí la importancia de la toma de medicamentos antimaláricos “a dosis bajas de forma preventiva y adecuado al riesgo” para disminuir "de forma importante” el riesgo de enfermedad. 

La especialista recuerda que, a pesar de existir dos vacunas contra la malaria, ninguna de ellas “aporta una protección adecuada desde el punto de vista del viajero internacional”. Ambas son pautas dirigidas a disminuir la mortalidad global de niños pequeños en poblaciones endémicas, por lo que “no son de utilidad” como medidas de profilaxis. 

¿Se deben tomar precauciones una vez finalizado el viaje, en los lugares de origen?  

Puede que algunas enfermedades tropicales den síntomas una vez se haya regresado a los puntos de origen o incluso tras un tiempo después del regreso. En cualquier caso, se debe informar al personal sanitario sobre los viajes realizados en los últimos doce meses a zonas tropicales o países en vías de desarrollo. 

Además de los aspectos puramente sanitarios, tras este tipo de viajes, en especial en los que se atraviesan varios husos horarios, pueden aparecer efectos derivados de estos cambios repentinos. Para minimizar el impacto del jet lag se pueden seguir una serie de recomendaciones.  

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