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Gunter Kuhnle

Catedrático de Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Universidad de Reading (Reino Unido)

Las afirmaciones sobre los efectos de los alimentos ultraprocesados en la salud se basan principalmente en datos observacionales. Los ensayos clínicos aleatorizados —el método de referencia en la investigación nutricional— no han generado preocupación: si bien han demostrado que algunos alimentos ultraprocesados pueden provocar un consumo excesivo, también han demostrado que una dieta con alimentos ultraprocesados que siga las directrices dietéticas actuales no es perjudicial para la salud.  

Estimar la ingesta de alimentos ultraprocesados en la población general es difícil, ya que la mayoría de los métodos utilizados en la investigación nutricional nunca se diseñaron para estimar dicha ingesta. Por lo tanto, las afirmaciones sobre el consumo a escala poblacional deben interpretarse con mucha cautela, ya que algunas de estas cifras se basan en supuestos muy simplistas, como que todo el pan que se consume en el Reino Unido es ultraprocesado.  

Muchos estudios observacionales se basan en métodos de evaluación dietética que no permiten estimar la ingesta real de alimentos ultraprocesados (AUP) porque no distinguen, por ejemplo, entre las versiones AUP y no AUP de los mismos alimentos, como el pan, el yogur o los cereales. Los autores afirman que tales errores de medición serían insignificantes, sin explicar por qué.  

Sin datos fiables sobre la ingesta de alimentos ultraprocesados a nivel individual —es decir, no datos de compra— es imposible afirmar nada sobre los efectos de estos alimentos en la salud. La dificultad para estimar la ingesta no es una crítica nueva y ha sido planteada por numerosos científicos, incluido el Comité Asesor Científico sobre Nutrición (SACN) del Reino Unido. Por lo tanto, resulta muy decepcionante que ni los autores ni los revisores hayan abordado esta crítica.

ES