Guillermo Peris Ripollés
Profesor titular de la Universitat Jaume I y bioinformático del grupo Elementos Transponibles en desarrollo y enfermedad dirigido por la doctora Sara H. Heras, en el centro de Genómica y oncología GENYO de Granada
Este año el premio Nobel de Medicina se ha otorgado a Victor Ambros y Gary Ruvkun por el descubrimiento de los microARN. Estas secuencias ARN juegan un papel fundamental en la expresión génica, es decir, en qué genes o secuencias de ADN se transcriben en ARN y traducen a proteína en cada célula, dando una función concreta a cada tipo celular. Se denomina regulación post-transcripcional ya que, al contrario que otros mecanismos epigenéticos que también regulan la expresión génica, como la metilación del ADN, se produce después de que se ha transcrito de ADN a ARN.
La denominación de microARN proviene de que son unas secuencias muy pequeñas, de tan solo 22 nucleótidos, pero su potencial en la célula es enorme. De hecho, aumentos o disminuciones de su expresión están asociados a distintas enfermedades. Me hace una particular ilusión este premio ya que en nuestro de grupo de investigación estudiamos cómo afecta la desregulación de los microARN a diversas enfermedades, como por ejemplo tumores, y más en concreto a una enfermedad rara, el síndrome 22q11, en el que se pierde un gen muy importante para la fabricación de estas secuencias.