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Guillermo Ortuño Crespo

Codirector del Grupo de Especialistas en Alta Mar de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas (WCPA) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN)

A las 9:40 pm, hora local de Nueva York, y tras más de 24 horas de negociaciones adicionales, la presidencia del Tratado BBNJ convocó a todos los participantes para anunciar el final de las negociaciones ya que las partes habían alcanzado un acuerdo sobre el texto del nuevo tratado.  

Aunque aún no se ha publicado el texto final, todos los borradores anteriores apuntan a un tratado donde el consenso se impuso a la perfección. A pesar de que está lejos del tratado que muchos miembros de la comunidad científica y la sociedad civil hubiesen deseado y del que se merece la biodiversidad del planeta, el nuevo texto da un paso en la dirección correcta de cara a la conservación y uso sostenible de la naturaleza en nada más ni menos que el 46 % de la superficie terrestre.  

El tratado, que se divide en cuatro secciones principales, crea, por primera vez, mecanismos para la creación de áreas marinas protegidas en aguas internacionales. Una vez firmado el texto, dará comienzo el complicado proceso de ratificación e implementación que tendrá en frente, entre otras, a las flotas industriales de varios países incluyendo la española, que han disfrutado de varias décadas sin límites impacto ambiental en aguas internacionales. La sección del tratado causante de mucha de la demora tiene que ver con la redistribución de beneficios del patrimonio genético internacional del cual unos cuantos países o compañías se han visto beneficiados hasta ahora; al pertenecernos a todos, cualquier derivado de este material genético de las especies en alta mar nos pertenece a todos y en esos términos se han desarrollado las negociaciones más feroces de este proceso. Otras cuestiones relacionadas con la soberanía nacional y las modalidades de votación también fueron puntos debatidos hasta el final.  

Después de este principio de acuerdo el trabajo continúa, ya que el texto debe ser pulido y traducido a los seis idiomas oficiales de las Naciones Unidas; la presidenta Rena Lee dejó claro que en este proceso no se vería alterado el contenido del texto. Las partes se volverán a reunir en fechas futuras para la ratificación del tratado.  

ES