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Juan Ramón Granja Guillán

Químico, investigador principal en el Centro Singular de Investigación en Química Biológica y Materiales Moleculares (CiQUS) y catedrático en la Universidad de Santiago de Compostela

El trabajo es de gran calidad, lo que buscan son estructuras cíclicas que sean estables a las condiciones de nuestro estómago y que además puedan ser absorbidas en el tracto intestinal. Para ello usan el método conocido como química combinatoria, en la que a una escala muy reducida son capaces de sintetizar una gran variedad de compuestos cíclicos y evaluar su actividad biológica. Posteriormente siguen refinado esas estructuras para mejorar aspectos como absorción intestinal, oxidación, etc. con lo que van mejorando sus propiedades. Lo relevante es que empiezan usando un método de ciclación muy sencillo y selectivo y posteriormente lo sustituyen por otro que proporciona una mayor estabilidad a los compuestos preparados, sin que aparentemente interfiera en su actividad. Un estudio muy bien planificado y desarrollado, usando una diana terapéutica en la que ese grupo es experto.  

Mucho de los aspectos biológicos y estructurales utilizados en este trabajo son ya conocidos Lo más relevante es utilizar métodos químicos robustos para fijar las moléculas a estudiar (pequeños péptidos) en una forma determinada que incrementa su estabilidad mientras también mejora su actividad a la inhibición de la trombina. Supone disponer de una tecnología que permite que la síntesis se pueda hacer en una escala muy pequeña y sin necesidad de recurrir a etapas de purificación, que requieren mucho tiempo y mano de obra (investigadores que realicen dicha técnica rutinaria), por lo que rápidamente se pueden determinar algunas de sus propiedades biológicas más relevantes (en este caso actividad de inhibición de trombina y la permeabilidad). El método descrito se puede emplear para buscar otras dianas terapéuticas en la que la actividad de las moléculas se evalúe y mejore a la vez que su absorción en el tracto intestinal.   

No creo que el trabajo suponga abrir una nueva era, lo que sí aporta es una nueva alternativa en el desarrollo de moléculas activas derivadas de pequeños péptidos que sean permeables (que se puedan administrar oralmente), algo que hasta el momento no ha sido sencillo con este tipo de moléculas. La posibilidad de poder utilizar pequeños péptidos que se administren oralmente sí que representa un salto importante para poder desarrollar nuevos fármacos. Hasta el momento los pequeños péptidos no se empleaban con este objetivo, debido a su baja permeabilidad en nuestro intestino y, además, debido a una baja estabilidad en las condiciones fuertemente ácidas de nuestro estómago. A pesar de que ya se sabía que la estabilidad de los péptidos se mejoraba preparando derivados cíclicos, en este caso demuestran que se puede mejorar su uso oral. Creo que hablar de “nueva era” es un tanto exagerado, aunque eso no desvirtúa la calidad del trabajo y el potencial que esta estrategia pueda tener en un futuro, que claro está, se debe demostrar en futuros trabajos.

ES