Gemma Sharp
Jefa de Investigación sobre Imagen Corporal y Trastornos Alimentarios y Psicóloga Clínica Senior de la Universidad de Monash (Australia)
Es muy importante que se lleven a cabo investigaciones como esta. Para quienes trabajamos en el campo de los trastornos de conducta alimentaria y la salud mental de los adolescentes en Australia, la proporción del 22 % de niños y adolescentes con comportamientos alimentarios alterados es muy preocupante, pero lamentablemente no sorprendente. Hemos estado observando un aumento de niños cada vez más pequeños con trastornos alimentarios en los servicios clínicos y esto se ha visto exacerbado por los impactos de la pandemia de covid-19.
La mayoría de los estudios incluidos en esta revisión se publicaron antes del inicio de la pandemia, por lo que el 22 % puede ser una subestimación de la situación actual en 2023. El hallazgo de que las niñas tenían más probabilidades de verse afectadas que los niños tampoco es inesperado, sin embargo, no debe ignorarse la proporción de ~17 % en los niños. Cualquier persona de cualquier sexo puede sufrir alteraciones de la conducta alimentaria. El estudio demostró que los niños con un IMC más alto tenían aparentemente más riesgo de desarrollar alteraciones de la conducta alimentaria. Es posible que estos jóvenes sufrieran discriminación o estigmatización por su peso por parte de personas importantes en sus vidas y que, por ello, padecieran conductas alimentarias alteradas para intentar perder peso. El estigma del peso tiene que dejar de perpetuarse a todos los niveles.