Franz Dominik Villarroel Espíndola
Jefe de investigación en Ciencias Básicas y Traslacional, y director técnico del Laboratorio de Medicina Traslacional, ambos del Instituto Oncológico Fundación Arturo López Pérez en Santiago de Chile, y miembro de la Organización Europea de Institutos Oncológicos
El estudio de Park y colaboradores está cargado de grandes desafíos para la comunidad clínica y científica de todo el orbe. El estudio realiza una proyección respecto del número estimado de nuevos casos diagnosticados de cáncer de estómago dentro de los siguientes años, considerando en particular a la población del mundo nacida entre los años 2008 y 2017, y cuántos de estos casos podrían ser atribuibles a la infección con la bacteria Helicobacter pylori. Estos números son dramáticos, indicando que, de los 1.347 millones de nacidos, al menos 15,6 millones de ellos padecerán de cáncer gástrico y un 75,8 % será atribuible a esta bacteria.
Cabe señalar que Helicobacter pylori es una bacteria que ha sido declarada como agente cancerígeno de tipo I por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), es decir, que existe suficiente evidencia científica para decir que esta bacteria puede producir cáncer. Desafortunadamente, la bacteria es altamente prevalente y podría estar infectando a más del 50 % de la población, en general. Esta bacteria promueve el desarrollo de gastritis y, de persistir su infección sin tratamiento, promueve en el tiempo lesiones más graves del estómago, como el cáncer.
Por esta razón, el trabajo de Park y colaboradores es una alerta y pone de manifiesto, con datos sólidos, que los países con alto índice de desarrollo humano representarán el 50 % de estos casos de cáncer gástrico, sugiriendo que las estrategias de pesquisa y tamizaje para prevenir este tipo de tumor puedan no ser suficientes. Los autores hacen énfasis en las disparidades globales existentes, destacando iniciativas como EUROHELICAN y TOGAS de la Unión Europea y las acciones de Corea del Sur, Japón y China, que se han focalizado en programas de endoscopia digestiva a nivel nacional y regional, y que son contrastadas con la carencia de programas activos en regiones del continente americano y de África, reforzando la necesidad urgente de políticas y esfuerzos mayores, ya no solo para la prevención del cáncer gástrico, sino también para la erradicación de Helicobacter pylori. Es necesario indicar que esta bacteria ha demostrado resistencia a terapias convencionales de antimicrobianos comúnmente usados para su eliminación. Por ende, las herramientas diagnósticas y terapéuticas también resultan ser un desafío de acceso para las diferentes comunidades y grupos humanos de acuerdo a sus propias políticas públicas de salud y capacidad económica.
En su discusión, los autores invitan a las autoridades y a la comunidad científica a tener una visión diferente de esta situación: el cáncer gástrico ya no sería un problema solo de los países comúnmente relacionados con altas incidencia de este enfermedad, sino como un problema generacional, ya que un individuo durante su expectativa de vida puede verse expuesto en múltiples ocasiones a la infección con Helicobacter pylori o bien convivir con esta infección por muchos años, antes de tener acceso a un diagnóstico y a un tratamiento oportunos y, a su vez, la erradicación de la bacteria sería determinante para una reducción sostenida del riesgo de desarrollar cáncer de estómago.