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Los anillos de Saturno fueron descubiertos por Galileo, quien los describió como "orejas" y, a medida que hemos obtenido más información sobre ellos, más desconcertante es explicar su origen. En general, este tipo de estructuras se forman a menudo como resultado de los procesos de formación de los cuerpos más grandes en torno a los que orbitan. Los anillos están formados por escombros, rocas más pequeñas que se liberan en los procesos de colapso o que se generan después en colisiones y sobreviven como parte del sistema en forma de discos.  

En el caso de los de Saturno, todas las determinaciones indican que son jóvenes (de hace unos 100 millones de años) lo cual resulta difícil de explicar, igual que es difícil de entender por qué el planeta tiene ese ángulo de inclinación o el origen de la excentricidad –lo que se aleja la órbita de ser circular– de la luna Titán. Los autores sugieren un mecanismo que puede explicar todos los fenómenos a la vez: la edad de los anillos, la órbita de Titán y el ángulo de inclinación del planeta. Lo hacen a partir de simulaciones por ordenador que es la única manera que tenemos de determinar cómo se mueven varios cuerpos a la vez bajo su influencia mutua.  

Estas simulaciones incluyen una medida más precisa del campo gravitatorio exterior de Saturno, determinado con la nave espacial Cassini, que permite ajustar mejor los modelos de la estructura interior del planeta y acotar las posibilidades de evolución del sistema, descartando modelos que se habían propuesto anteriormente para explicar la formación de los anillos como parte de la influencia gravitatoria que ejerce Neptuno. La propuesta es sencilla: la destrucción de una luna y permite explicar la edad de los anillos, la órbita de Titán y el ángulo de inclinación del planeta a la vez. 

ES