Ernesto Rodríguez Camino
Meteorólogo Superior del Estado y presidente de la Asociación Meteorológica Española
El balance global de óxido nitroso (N2O) es un componente esencial del Proyecto Global del Carbono, que incorpora a multitud de instituciones de muchos países. Es la segunda vez que se genera este balance que incorpora fuentes y sumideros, tanto naturales como antropogénicos, y representa las interacciones y los procesos biogeoquímicos que controlan las emisiones de N2O. El N2O es un gas de efecto invernadero que tiene un efecto de calentamiento global en un siglo aproximadamente 300 veces superior al del dióxido de carbono, por lo que la importancia del control de sus emisiones es crítica para el cumplimiento de las previsiones del Acuerdo de París. Las emisiones de N2O han aumentado un 40 % en las últimas cuatro décadas, procediendo la mayor parte de estas emisiones (74% en la última década) del sector de producción agrícola, lo que nos lleva a concluir que es muy necesario incidir en su eficiencia para reducir las emisiones de N2O en este sector. Además, el N2O es una sustancia que destruye el ozono estratosférico, por lo que su incremento retrasa la recuperación del agujero de ozono. Por último, y relacionado con el balance global del nitrógeno, la práctica extendida de la sobrefertilización con compuestos nitrogenados sintéticos y estiércol animal está incrementando la contaminación de aguas subterráneas, así como en aguas costeras e interiores.
Las emisiones del sector agrícola constituyen una parte muy importante de las emisiones asociadas a la totalidad del sector alimentario, que, a su vez, representan aproximadamente un tercio del total de emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de las actividades humanas. En definitiva, el control de las emisiones de N2O estará muy ligado a la evolución del sector alimentario y a su sostenibilidad en el largo plazo. El último informe de evaluación del Grupo de Expertos de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC, de sus siglas en inglés) ya ha apuntado al control de las emisiones del sector agrícola y de la totalidad de la cadena alimentaria para poder cumplir con los objetivos marcados en el Acuerdo de París, de ahí la importancia que tiene este balance de N2O para conocer los detalles de sus emisiones y la procedencia de estas.