Elisa Buforn Peiró
Catedrática jubilada de Geofísica y Meterorología en el departamento de Física de la Tierra y Astrofísica de la Universidad Complutense de Madrid
La zona en que ha ocurrido el terremoto de 6 de febrero, de magnitud Mw=7.8, se encuentra situada en un límite de placas, donde la acumulación de esfuerzos derivada del movimiento de las mismas, se libera en forma de terremotos. La magnitud del sismo de Turquía y su foco superficial, unos 17 km (U.S. Geological Survey) implican un gran potencial destructor.
Por otra parte, los terremotos son sucesos naturales que no se pueden predecir ni evitar, por tanto, la clave es la prevención para poder mitigar y minimizar en lo posible sus daños daños. Los códigos o normas sismorresistentes junto con los sistemas de Alerta Sísmica Temprana (EEWS en inglés) son dos de las herramientas más eficaces para poder afrontar estos sucesos naturales y hacia donde deben encaminarse los esfuerzos de la sociedad.