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Daniela Schmidt

Catedrática de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Bristol (Reino Unido)

Reconstruir líneas de base para climas pasados es fundamental para que comprendamos la singularidad de nuestra actual crisis climática. Los esqueletos y conchas de fósiles son un archivo importante para estos cambios y forman la base de este análisis. 

Estudios como estos son difíciles debido al reducido número de muestras, a la configuración regional y a la fuerte modificación biológica de la señal climática por parte de los organismos, lo que resulta en incertidumbres en los proxies, en este estudio, las reconstrucciones de temperatura. La afirmación de que podríamos haber superado los 1,5 °C se hace con bastante seguridad, cuando de hecho existen varias incertidumbres y limitaciones en este estudio que deben ser reconocidas. 

Estas series temporales proporcionarán un objetivo para nuestros modelos climáticos y nos desafiarán a enfrentar las realidades del cambio climático que está alterando nuestro mundo. 

El grado absoluto de calentamiento siempre dependerá de la línea de base y diferentes grupos tienen definiciones diferentes. Sin embargo, el número absoluto no debería ser el foco de la discusión. Aunque el Acuerdo de París se centró fuertemente en 1,5 °C, sabemos que los impactos aumentan con cada incremento de calentamiento. No alcanzar un objetivo no debería significar que perdemos toda esperanza, sino que necesitamos aumentar nuestros esfuerzos. Nuevamente, si no cumplimos con estos objetivos, dependerá de las definiciones. Un año por encima de los 1,5 °C permitirá que las personas y la naturaleza se recuperen. La duración y extensión geográfica de este posible exceso nos está desafiando como sociedad para implementar las opciones de mitigación que ya tenemos y reducir los riesgos a través de la adaptación. 

ES