Autor/es reacciones

Daniel Montoya

Profesor de investigación Ikerbasque en el Basque Centre for Climate Change (BC3)

La crisis de biodiversidad que estamos sufriendo se desarrolla a una escala global y, por tanto, las medidas para mitigarla deben ser también globales. Esta es la idea subyacente de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Biodiversidad. Hace cuatro meses las negociaciones para establecer un acuerdo de financiación para la conservación de la naturaleza lamentablemente fracasaron en la reunión celebrada en Colombia. A pesar de la incertidumbre inicial, la nueva reunión de la COP16 en Roma representa una esperanza para la biodiversidad, dado que esta vez sí se ha llegado a un consenso. Este consenso contempla dos medidas fundamentales. La primera consiste en la movilización de recursos y la creación de mecanismos para financiar la conservación de la naturaleza. La segunda es la creación de un marco de monitoreo del acuerdo alcanzado.  

A pesar de no ser demasiado ambicioso, el acuerdo alcanzado en la COP16 de Roma representa una hoja de ruta clara para la conservación de la naturaleza. El siguiente paso consiste en materializar las medidas acordadas y hacerlo de una manera global, donde toda la sociedad y los gobiernos estén involucrados al margen de ideologías. Dependemos de la naturaleza y nuestra es la decisión y el deber de conservarla. 

ES