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Cristina Carrasco Romero

Profesora sustituta e investigadora del departamento de Fisiología en la facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Extremadura

Esta investigación demuestra la efectividad de la aplicación terapéutica de compuestos procedentes de la planta Artemisia, las artemisininas, en el síndrome del ovario poliquístico. Se trata de uno de los trastornos endocrinos más comunes en mujeres en edad reproductiva, que merma su calidad de vida e incluso su capacidad reproductiva. En líneas generales, se caracteriza por un exceso de hormonas masculinas o andrógenos, el cual es la principal responsable de algunos de los síntomas típicos, como las alteraciones en la ovulación, numerosos quistes en los ovarios y, en algunos casos, problemas metabólicos. Actualmente, las opciones terapéuticas disponibles son escasas, limitadas a aliviar la sintomatología y con efectos secundarios indeseables. De ahí la importancia de encontrar nuevos tratamientos eficaces y seguros, que actúen directamente sobre la sobreproducción de andrógenos.  

En este interesante estudio que publica la revista Science, el equipo investigador explora en profundidad el efecto fisiológico de las artemisininas y sus derivados, no solo en células aisladas y modelos animales de este síndrome, sino también en pacientes. A través de sucesivos experimentos llevados a cabo de manera minuciosa, identifican con exactitud la diana terapéutica de estos compuestos, descartando que afecten a los niveles de otras hormonas o proteínas implicadas en el proceso, o las propias células productoras de andrógenos. Así, los resultados muestran que las artemisininas son capaces de reducir los niveles de la enzima responsable del primer paso de la síntesis de andrógenos, la llamada CYP11A1. En concreto, estos derivados vegetales actuarían como ‘pegamento molecular’ entre esta y la proteína LONP1, localizada en la mitocondria y responsable de su degradación, inhibiendo en último lugar la sobreproducción ovárica de andrógenos, como la testosterona. Tras estos hallazgos moleculares, los investigadores realizaron un estudio piloto en 19 mujeres con síndrome de ovario poliquístico que confirmó la efectividad de la administración oral de artemisinina durante 12 semanas, reduciendo los niveles séricos de andrógenos, mejorando la morfología de los ovarios poliquísticos y restaurando los ciclos menstruales en el 63% de las pacientes. 

Cabe destacar que este sería el primer estudio sobre la potencial aplicación terapéutica de las artemisininas, ampliamente reconocidas como tratamiento frente a la malaria, en el síndrome de ovarios poliquísticos. No obstante, como en todas las investigaciones, existen ciertas limitaciones que podrían influir en los resultados obtenidos. En este sentido, los autores señalan que es necesario desarrollar modelos animales que reproduzcan con exactitud la patología en mujeres para poder así extrapolar la evidencia experimental y determinar tanto la dosis óptima, como los efectos a largo plazo. 

En resumen, esta brillante investigación refuerza el futuro prometedor en la investigación, desarrollo y aplicación clínica de extractos vegetales en trastornos reproductivos femeninos, que muestran experimentalmente una mayor eficacia y seguridad que los tratamientos convencionales. En este caso, además, estaríamos hablando del reposicionamiento de un fármaco antimalárico para su uso en salud femenina. Sin duda alguna, son necesarios más estudios científicos como este, que contribuyan a ampliar nuestro conocimiento sobre la fisiopatología de las enfermedades de alta prevalencia entre las mujeres, como paso previo imprescindible para un tratamiento exitoso en todos los aspectos. 

ES