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Celso Arango

Jefe de Servicio de Psiquiatría del Niño y el Adolescente y director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón

Lo más novedoso es que por primera vez se va a dar la indicación para esquizofrenia (¡desde que se comenzara a utilizar la clorpromazina en 1952!) a un fármaco que no actúa directamente sobre los receptores dopaminérgicos. A pesar de ello, el mecanismo agonista de receptores muscarínicos puede, por dos vías distintas que implican neuronas gabaérgicas y glutamatérgicas, producir una disminución de la actividad dopaminérgica en las áreas en las que se ha implicado una hiperactividad dopaminérgica con síntomas psicóticos.   

En cuanto a la eficacia, los dos ensayos clínicos fase III han sido robustos y, lo que es más raro, muy consistentes (tamaño del efecto 0,6). En cuanto a los efectos secundarios, hay que decir: 

  1. Que la xanomelina ya se probó hace décadas y fue eficaz, pero se abandonó por los efectos secundarios periféricos muscarínicos. Ahora han añadido una segunda sustancia (trospium) que lo que hace es bloquear los receptores periféricos para evitar esos efectos secundarios.  
  2. Al no tener efecto dopaminérgico directo, no aparecen o lo hacen de forma muy reducida los típicos efectos de los fármacos (antidopaminérgicos o con agonismo parcial) que utilizamos hasta ahora para el tratamiento de la esquizofrenia/psicosis, como la sintomatología extrapiramidal o la hiperprolactinemia. 
ES