Celso Arango
Jefe de Servicio de Psiquiatría del Niño y el Adolescente y director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón
Este ensayo clínico fase 2/3 compara el tratamiento habitual frente a este mismo pero añadiendo dos formas de terapia con avatares en personas con trastornos psicóticos que tienen alucinaciones auditivas que producen malestar. Uno de los dos tratamientos añadidos fue más simple, con seis sesiones y no personalizado basado en exposición, asertividad y autoestigma. El segundo, con doce sesiones, fue personalizado para cada participante, integrando la historia personal de cada paciente en la intervención mediante el avatar.
Las dos intervenciones con avatar fueron más eficaces que el tratamiento habitual en disminuir el malestar causado por las alucinaciones auditivas (variable principal) a las 16 semanas de tratamiento. Ninguna de las dos intervenciones con avatar fue superior al tratamiento habitual a las 28 semanas, la gravedad de las alucinaciones auditivas se redujo también a las 16 semanas con las dos intervenciones y la frecuencia de las mismas se redujo a las 28 semanas solo con la intervención con avatar más personalizada.
El estudio está muy bien realizado, con una muestra suficiente para evaluar la variable principal, y añade evidencia sobre el uso de la innovación digital en la cartera de servicios de tratamientos para personas con trastornos mentales.
Quedan, sin embargo, varias dudas sin resolver, como por ejemplo identificar qué pacientes se pueden beneficiar de este tratamiento, sobre todo porque tan solo un 58 % a los que se les asignó el tratamiento más personalizado acabaron el estudio. También es necesario conocer mediante qué mecanismo se produce la disminución del malestar. Se hipotetiza, sin respuesta, que pueda ser por reducir la ansiedad y el sentirse amenazado, mayor empoderamiento o aceptación de las voces. No se han comparado las dos intervenciones con psicoterapias que han demostrado ser eficaces en estos casos, como la terapia congnitivo-conductual. Ante la falta de personas que puedan realizar estas psicoterapias en el sistema público es necesario realizar estudios de coste-eficacia. Si se demuestra que estas intervenciones digitales son coste-eficientes podrían convertirse en alternativa para un grupo de personas con trastornos psicóticos.