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Carles Soriano-Mas

Profesor del departamento de Psicología Social y Psicología Cuantitativa de la Universidad de Barcelona, investigador del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y del CIBERSAM

En este trabajo, Dhamala y colaboradores estudiaron la asociación, en una muestra de niños y niñas, entre la función cerebral y el sexo y el género, considerando estas dos últimas medidas de manera independiente. Así, mientras que la variable sexo se refirió al asignado al nacer, basado en la inspección visual de los genitales, el género hacía referencia al rol social de la persona. La función cerebral se conceptualizó como la conectividad interregional, es decir, como la sincronización en la actividad neuronal entre diferentes regiones cerebrales, una medida que se ha popularizado recientemente para definir la función cerebral global. 

El estudio analizó una muestra de más de 4.700 niños y niñas de 9 a 10 años, de los que se conocía el sexo asignado al nacer, y se obtuvo una imagen cerebral y dos medidas de género, una informada por el participante y otra por sus padres. Los métodos de análisis de imagen y los análisis estadísticos utilizados fueron adecuados para responder a las preguntas planteadas, por lo que las conclusiones que se extrajeron del estudio están bien fundamentadas en los datos obtenidos.  

Estas conclusiones indican que el sexo y el género se asocian a patrones diferentes de conectividad entre redes cerebrales, estando el sexo asociado a un patrón más circunscrito y el género a un patrón más amplio que involucra casi toda la corteza cerebral. Los resultados sugieren que la mayor complejidad del género, una medida que incluye múltiples facetas de la conducta, se refleja en un patrón más complejo y extendido de conectividad cerebral. Esta asociación entre género y función cerebral, sin embargo, solo se halló usando las medidas proporcionadas por los padres, pero no las autoinformadas por los participantes. Esto probablemente se deba a la escasa variabilidad observada en la medida de género autoinformada en relación con el sexo, lo que puede estar relacionado con la joven edad de los participantes y el hecho de que el autoconcepto de género se desarrolla de manera más robusta en etapas posteriores de la vida. 

A pesar de que la naturaleza correlacional del estudio no permite establecer relaciones causales, los resultados indican que sexo y género no son la misma medida, algo ya comprendido a nivel social, pero que ahora también se puede defender a nivel neurobiológico. Además, los resultados muestran que variables sociales, como el género, también se asocian con patrones neurobiológicos específicos, enfatizando la complejidad de las relaciones entre variables de diferentes niveles de análisis. A nivel práctico, este estudio sugiere que el género, y no solo el sexo, puede ser una variable importante a considerar en el desarrollo de terapias de medicina personalizada, especialmente para el tratamiento de problemas de salud mental que puedan basarse en la modulación de los circuitos de conectividad cerebral. 

ES