Fernando González Candelas
Catedrático de Genética de la Universidad de Valencia e investigador en la Unidad Mixta Infección y Salud Pública FISABIO/Universitat de Valencia
El trabajo de Noack et al. es una amplia revisión sobre los efectos a gran escala de la incorporación de cultivos de OMGs [organismos modificados genéticamente] sobre el ambiente, la biodiversidad, las prácticas agrícolas y la salud humana. Su valor más destacable es que estudian no los resultados de experimentos puntuales, como los realizados en la obligatoria evaluación de los OMGs previa a la autorización para su uso, sino en los resultados a escala regional, nacional, incluso global, de la adopción de estos cultivos desde hace 30 años. Esto les permite analizar tanto efectos directos como indirectos, resultado de las modificaciones sobre los sistemas de cultivo, el uso de pesticidas, los cambios en los costes y beneficios de los cultivos, y la salud de poblaciones no directamente implicadas en las prácticas agrícolas con OMGs.
Es importante tener en cuenta que el uso de cultivos de OMGs es muy desigual, tanto geográficamente (hay 5 países en los que se concentra más del 50 % de la producción mundial de cultivos OMGs), como en los cultivos (concentrados en 4 grandes cosechas: soja, maíz, algodón y colza), y, especialmente, en los caracteres que han sido incorporados a esos cultivos (tolerancia a herbicidas, especialmente al glifosato, y resistencia a insectos plaga, esencialmente algodón y colza Bt, por incorporar toxina de Bacillus thuringiensis, que les proporciona resistencia a distintas especies de taladro, que son lepidópteros). Estos cultivos y caracteres modificados genéticamente son los que han sido desarrollados, y proporcionan grandes beneficios económicos a las grandes compañías que comercializan esos tipos de semilla y que son las únicas que se han podido permitir los elevados costes necesarios para conseguir las autorizaciones para el uso de esos cultivos modificados genéticamente.
Teniendo en cuenta todo esto, el veredicto es mixto, ni completamente positivo ni completamente negativo. Los efectos pueden ser opuestos dependiendo del tipo de cultivo OMG que se analice, el ámbito en que se realice el análisis o la disponibilidad de información que permita hacer comparaciones con validez estadística, pues son muchas las variables que, además de la propia adopción de un cultivo de OMGs, influyen en las consecuencias de esta a largo plazo. Por ejemplo, una mayor productividad y menor uso de pesticidas diversos tras la siembra de soja transgénica, puede resultar en una menor presión para extender las tierras dedicadas al cultivo en una región, con el consiguiente efecto positivo sobre la biodiversidad, pero en otra puede llevar a una ampliación del área cultivada, con un efecto opuesto. Incluso la evaluación del impacto sobre la biodiversidad puede diferir de unos grupos taxonómicos a otros, también en función de la información previa disponible y las diferentes dinámicas a escala ecológica y evolutiva de los grupos implicados.
Un efecto general del uso de cultivos de OMGs es la disminución de las variedades que se siembran, con el consiguiente riesgo de una mayor extensión de monocultivos y las potenciales consecuencias de una nueva amenaza o expansión de un patógeno o plaga no contemplada previamente. Esta mayor uniformidad de las variedades cultivadas tiene consecuencias a medio y largo plazo que aún no se han podido evaluar adecuadamente en este trabajo.
Como resumen, podríamos decir que los efectos de los cultivos de OMGs no son derivados de la tecnología empleada en su obtención, sea la modificación genética o la edición de genes (tecnologías basadas en CRISPR-Cas y similares), sino a consecuencias derivadas más o menos directamente de la adopción a gran escala de unos cultivos y variedades muy similares entre sí, en un mercado dominado por unos pocos actores y con una participación muy reducida de organismos públicos y pequeñas y medianas empresas. Esto impide el mantenimiento de una diversidad agronómica y biológica que, a medio y largo plazo, es la mejor salvaguarda para el desarrollo y mantenimiento de una agricultura sostenible.