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Rocío Núñez Calonge

Directora científica del Grupo UR Internacional y coordinadora del Grupo de Ética de la Sociedad Española de Fertilidad

Este estudio, realizado en el Reino Unido por la investigadora Susan Golombok y su equipo, tuvo como objetivo establecer si los niños nacidos por reproducción asistida en la que interviene la donación de gametos experimentan problemas psicológicos o dificultad de relación con sus madres en una edad adulta temprana. También se examinó el impacto de la revelación de sus orígenes biológicos y la calidad de la relación entre madre e hijo a partir de los tres años. En el estudio se han incluido 65 familias de reproducción asistida cuando los hijos alcanzaron veinte años, de las cuales, 22 corresponden a subrogación uterina, 17 a donación de óvulos y 26 familias de donación de semen, comparándolas con 52 familias de reproducción no asistida. 

El estudio está realizado de forma exhaustiva, con herramientas psicológicas potentes y una metodología adecuada, aunque su principal debilidad, como los mismos autores reconocen, es el número bajo de casos, sobre todo el número de familias que han empleado donación de óvulos.  

Los resultados demostraron que no había diferencias entre familias formadas por donación de óvulos, donación de semen, gestación subrogada y reproducción no asistida en la ansiedad o depresión materna, ni en la calidad de las relaciones de las madres con sus parejas. Tampoco se identificaron diferencias en la crianza, la aceptación de las madres de sus hijos adultos, la calidad de las relaciones familiares o la apertura de la comunicación familiar. 

En cuanto a los adultos jóvenes, no se encontraron diferencias en sus percepciones de aceptación materna, ni en la calidad de las relaciones familiares, según el tipo de familia. Con respecto al bienestar psicológico, no se identificaron diferencias entre los tipos de familia en el ajuste psicológico, según lo evaluado por el Cuestionario de Fortalezas y Dificultades, completado por separado por madres y adultos jóvenes, o por las calificaciones de un psiquiatra infantil de las transcripciones de las entrevistas de las madres. En general, los adultos jóvenes mostraron altos niveles de ajuste psicológico comparables a las de la población general para jóvenes de 17 a 23 años. 

Sin embargo, dentro de las familias de donación de gametos, las madres de donación de óvulos presentaron relaciones familiares menos positivas que las madres de donación de semen en términos de funcionamiento familiar y aceptación de sus hijos adolescentes por parte de las madres, lo que sugiere, por parte de los autores, que la ausencia de una conexión genética entre madres e hijos representaba un desafío para la madre. No obstante, en el estudio no se ha tenido en cuenta un sesgo que ya en principio han comentado los autores, y es que en este grupo la edad de la madre es mayor que en el resto de los grupos, lo que puede haber influido en esta dificultad de relación, más que el vínculo genético.  

También es importante señalar que, antes de recurrir a la donación de gametos, es necesaria una evaluación psicológica previa de los padres para evitar posteriores rechazos tras el nacimiento del niño e incluso durante el embarazo, que se produce más frecuentemente en las mujeres que utilizan donación de óvulos. En el trabajo no se ha comentado que estas pacientes hayan realizado esta valoración.  

En el estudio también se ha comprobado una peor comunicación familiar en los jóvenes concebidos por donación de semen que los concebidos por donación de óvulos. Aunque los tamaños de muestra para esta comparación fueron nuevamente pequeños, este hallazgo, según los autores, está en línea con el mayor secreto de los padres sobre la donación de semen que sobre la donación de óvulos, que a veces se debe a la mayor renuencia de los padres que las madres a revelar a sus hijos que no son sus hijos genéticos, y su mayor oposición a hablar de ello una vez que lo han revelado. Este hecho esté en consonancia con los últimos hallazgos del estudio, y es que los adultos que conocieron sus orígenes biológicos antes de los siete años tuvieron relaciones menos negativas con sus madres, y sus madres mostraron niveles más bajos de ansiedad y depresión. Estos resultados coinciden con los de otros estudios que demuestran que la revelación del origen a los niños nacidos por reproducción asistida debe realizarse a edades tempranas.  

Las asociaciones entre la crianza y el ajuste psicológico del niño no difirieron entre las familias de reproducción asistida y no asistida desde los tres años hasta los veinte años. 

Ya que en el estudio no han formado parte, como es lógico, los jóvenes a los que no se les ha revelado su origen, no se puede saber si hay alguna diferencia entre ellos y los que si se les ha manifestado.  

En conclusión, los hallazgos sugieren que la ausencia de una conexión biológica entre los niños y sus padres en las familias de reproducción asistida no interfiere con el desarrollo de relaciones positivas madre-hijo o ajuste psicológico en la edad adulta.

ES