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Ángel Hernández Merino

Pediatra y colaborador del Comité Asesor de Vacunas, de la Asociación Española de Pediatría y de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria

Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos en 2015 se encuentran los relativos a la mortalidad infantil: en 2030 la tasa de mortalidad infantil en menores de 5 años (TMM5) debe situarse en 25 o menos por 1.000 nacidos vivos. De la misma forma, la tasa de mortalidad neonatal (TMN) debe ser de 12 o menos por 1.000 nacidos vivos.  

La nota de prensa de UNICEF recoge con crudeza los resultados del grupo de trabajo UN-IGME, aunque podría haber elegido un título menos efectista y más sólido. Lo más relevante es: 

  • Ha habido una importante mejora de los datos en las últimas tres décadas (TMM5 de 93 en 1990, 76 en 2000, y 37 en 2020). Y esto significa que se han evitado millones de muertes prematuras, en su gran mayoría evitables, en este periodo de tiempo. 

  • Pero también es destacable que la mejora se ha enlentecido en los últimos años. 

  • Y, lo que ahora es más importante, estamos lejos de los objetivos marcados, pues las cifras de TMM5 de un buen número de países (la mayoría de ellos situados en África y el sureste de Asia) se encuentran muy alejadas de la tasa promedio global de 37 muertes por 1.000 nacidos vivos. 

Los datos mostrados son consistentes y sólidos, provienen de una multiplicidad de fuentes seguidas longitudinalmente con seriedad, a pesar de la dificultad para obtener datos comparables de países tan dispares, aunque no se pueden evitar amplios márgenes de incertidumbre en muchos casos. Hace casi un año, el mismo grupo publicó los resultados cerrados a fecha de 2019 (Lancet Glob Health. 2022;10(2):e195-e206). Los datos presentados ahora amplían a 2020 el periodo de estudio, mostrando una tendencia homogénea de "estabilización de la mejora" (TMM5 en 2019 37,7 y en 2020 de 37) vista ya años antes. 

La cuestión clave es la desigualdad entre regiones del mundo. Las trágicas muertes infantiles (no olvidemos que evitables en su mayoría) en los países con menor grado de desarrollo (IDH) no son un problema solo de esos países, son un problema global. Por lo tanto, la solución debe venir de la mano del conjunto de países del mundo, es decir, de los países con mayor nivel de desarrollo.  

La TMM5 es un indicador fiel del grado de bienestar y desarrollo social de la población, y no solo de su sistema sanitario (en la TMN sí interviene más el sistema sanitario). Esto marca el camino por dónde encaminar los esfuerzos del conjunto de la comunidad internacional: mejora de los sistema educativos y sanitarios, infraestructuras básicas (agua segura, etc.), estabilidad social, independencia económica y desarrollo democrático.  

Si deseamos que los ODS señalados para 2030 se cumplan, no hay tiempo para contemplaciones. Es una tarea tan difícil como irrenunciable. Y nadie escapa a la responsabilidad de su logro. 

ES