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Ana B. Marín Arroyo

Profesora titular de Prehistoria y directora del Grupo EvoAdapta en la Universidad de Cantabria

El estudio de las huellas de homininos encontradas en Kenia proporciona una ventana única a las primeras fases de la evolución humana. La evidencia de especiación simpátrica y las diferencias en la biomecánica del pie encontradas en este yacimiento, llamado FE-22, sugieren que la historia evolutiva de los homínidos es mucho más compleja de lo que pensábamos. 

Este trabajo proporciona el hallazgo excepcional de huellas realizadas por dos homínidos con cinemáticas del pie diferentes en un momento y lugar muy concretos y que no es frecuente hallar en contextos fósiles tan antiguos. 

El estudio de estas huellas has llevado a proponer a los investigadores que se trata de las pisadas de dos homininos diferentes: Homo erectus y Paranthropus boisei. Este hallazgo proporciona, por primera vez, evidencias directas de dos taxones de homínidos coexistiendo e interactuando potencialmente entre sí en ambientes al margen de lago Turkana durante hace 1,5 millones de años, algo que podíamos presuponer, pero que con las escalas temporales que manejamos no nos permitían precisar si realmente llegaron a darse en el mismo espacio-tiempo. 

Las conclusiones del estudio están bien respaldadas por las diferentes evidencias materiales que no solo incluyen el análisis de las huellas de homininos, sino también los restos fósiles de homínidos encontrados en el entorno, el detallado estudio geológico del yacimiento y huellas de otros animales, como aves y bóvidos, que ofrecen información relevante sobre los ecosistemas que estos homínidos habitaban y explotaban para su subsistencia. 

Futuras investigaciones, que incluyan el descubrimiento y análisis de otros yacimientos con nuevas huellas, así como una mejor comprensión del contexto ambiental y la variación intraespecífica, ayudarán a responder a cuestiones aún abiertas sobre las interacciones entre los homininos del Pleistoceno inicial.

ES