Alicia Valero Delgado
Catedrática de Máquinas y Motores térmicos de la Universidad de Zaragoza y directora del grupo de Ecología Industrial en el Instituto Energaia
Veo que es una buena noticia. Actualmente se están extrayendo cantidades crecientes de litio o bien de rocas (sobre todo espodumeno de Australia) o bien de los salares del triángulo del litio (Argentina, Chile y Bolivia). En el desierto de Atacama en Chile o en el de Uyuni en Bolivia, la extracción de litio supone la destrucción de unos hábitats únicos en el mundo, con un valor ecológico incalculable. Las reservas son grandes en los salares, pero el daño es irreversible. Por tanto, extraer litio de salmueras —aguas con una concentración salina elevada, como la del Mar Muerto, tal y como plantean en un artículo, o incluso de salmueras de desalación— es una alternativa interesante. Hasta ahora no se había hecho por el elevado coste, especialmente energético.
Si, como se plantea en los artículos, se reduce sustancialmente el coste energético, las posibilidades de ampliar las reservas a un coste bajo es algo muy prometedor, dadas las enormes demandas de litio esperadas para, sobre todo, electrificar el transporte. Además esto permitiría reducir los riesgos de suministro puesto que se podría llegar a extraer de muchos más lugares. También me parece muy interesante la forma en la que han abordado el problema a través de la biomímesis: aprender de la naturaleza para replicarlo en procesos industriales. Al fin y al cabo, la naturaleza ha optimizado sus procesos durante miles de millones de años. ¡Tenemos que aprender mucho de ella!