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Elisa Buforn Peiró

Catedrática jubilada de Geofísica y Meterorología en el departamento de Física de la Tierra y Astrofísica de la Universidad Complutense de Madrid

Los Sistemas de Alerta Sísmica Temprana (Earthquake Early Warning Systems, EEWS) tienen como objetivo poder generar una alerta ante la ocurrencia de un sismo destructor. Se utiliza el intervalo de tiempo que existe entre la detección de los primeros segundos de primera llegada de las ondas sísmicas a una estación cercana al foco y la llegada de las ondas más destructoras a un emplazamiento más lejano, lo que permite prevenir y mitigar posibles daños. Un EEWS permite localizar un terremoto y calcular su tamaño, magnitud momento (Mw) o magnitud local (ML), con solo el comienzo del sismograma. No hay que confundir este concepto con el de Alerta de Terremoto, en el que tras la ocurrencia del sismo se envía la información sobre su localización y tamaño. El 14 de julio de 2025, tras la ocurrencia de un terremoto de magnitud 5.3 al SE del Cabo de Gata se emitió una Alerta de Terremoto. 

El artículo de Allen et al. (2025) presenta una nueva herramienta en los Sistemas de Alerta Sísmica Temprana y que consiste en la utilización de smartphones Android (Android Earthquake Alert, AEA) a nivel global para la detección de terremotos. Por tanto, este nuevo sistema de EEWS aporta cobertura en zonas sin infraestructura sísmica y alcanza a 2,5 mil millones de personas, una escala nunca antes vista. De forma tradicional los EEWS utilizan redes sísmicas regionales, para generar la alerta. Cuanto más densa sea la red con mayor rapidez y exactitud se podrá localizar el terremoto y calcular su magnitud (Mw o ML). Cuando esta supera un umbral, por ejemplo, entre 4.5 y 5.0, se genera una alerta. Por tanto, un retraso en el cálculo de la magnitud implica un retraso en la alerta a los usuarios. Aumentar la densidad de una red símica, supone un coste económico importante y no siempre es posible. La novedad del AEA es que utiliza el hecho de que los smartphones están dotados de un acelerógrafo que registra la aceleración del suelo en caso de terremoto, y por tanto aumentan la disponibilidad de instrumentación sísmica. 

Los autores llevan tiempo trabajando en el tema, y en diversas regiones como Nueva Zelanda, Grecia (2021) o Turquía y Filipinas (2022). Allen es pionero en los trabajos de EEWS, habiendo desarrollado el sistema Shake-Alert para alerta sísmica temprana en California. Los primeros EEWS comenzaron a instalarse en 1991 en México y en 2007 en Japón, posteriormente en Taiwán, Corea y Estados Unidos, estimándose que en la actualidad 250 millones de personas tienen acceso a un EEWS. El añadir los AEA implica extender esta cobertura a 2,5 mil millones de personas. Las alertas de los EEWS y de los AEA son similares en cuanto a estimación de la magnitud y márgenes de error. 

Una de las limitaciones de los EEWS y por extensión de los AEA son los terremotos de mayor tamaño, magnitudes 7.5 y superiores. En muchos de estos terremotos, la ruptura es compleja, formada por varios eventos, lo que dificulta la estimación correcta de la magnitud y por tanto la generación de la alerta. Este es el ejemplo que muestran con los terremotos de Turquía de 2023 (magnitud 7.8 y 7.5). Para solucionar este problema, los autores han desarrollado un nuevo algoritmo capaz de estimar una magnitud de 7.4 apenas 24 segundos después del inicio del sismo. Entre las limitaciones de este sistema se encuentra también la precisión, que depende de la densidad de teléfonos disponibles y del nivel de ruido ambiental. También pueden producirse retrasos en la estimación de la magnitud y falsos positivos provocados, por ejemplo, por tormentas o vibraciones masivas, aunque estos se han reducido progresivamente mediante mejoras algorítmicas. 

Los autores del estudio destacan que, para que las alertas resulten verdaderamente eficaces, es fundamental que la población esté previamente educada sobre cómo actuar ante un terremoto y conozca las medidas básicas de autoprotección. Entre los principales obstáculos para implementar este sistema se encuentran la aceptación institucional, la integración con sistemas de alerta nacionales, las posibles preocupaciones sobre la privacidad y la necesidad de campañas educativas que garanticen una respuesta adecuada por parte de la ciudadanía. 

En el caso de España, en 2010, la Universidad Complutense de Madrid (UCM), junto con el Real Instituto y Observatorio de la Armada y el Institut Geològic de Catalunya, desarrolló estudios sobre la viabilidad de un sistema de alerta temprana de terremotos en el sur del país. En 2015 se instaló el primer EEWS operativo, denominado PRESTo, en el Departamento de Física de la Tierra y Astrofísica de la Facultad de Ciencias Físicas de la UCM, en colaboración con la Universidad Federico II de Nápoles. Más recientemente, en 2024, en el mismo departamento se ha puesto en funcionamiento Quake-Up, una versión actualizada de dicho sistema. Además, hace unos días, la Comunidad de Madrid ha concedido un contrato predoctoral al Prof. Mattesini dentro de la convocatoria de ayudas para la contratación de personal investigador predoctoral en formación (2024). Este contrato permitirá financiar una tesis doctoral centrada en la mejora de la eficiencia de los sistemas EEWS en España. 

Actualmente, España cuenta con dos sistemas EEWS operativos a nivel de investigación. No obstante, como se ha señalado anteriormente, será la propia sociedad quien deba exigir su implementación efectiva y uso generalizado.

ES