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Alejandro Mazal

Director de Física Médica del Centro de Protonterapia Quirónsalud

El anuncio por parte del Gobierno sobre la compra de 10 equipos de protonterapia para el Sistema Nacional de Salud, financiados parcialmente por una donación de la Fundación Amancio Ortega, me hace pensar en una frase que, para mí, resume la situación: es una gran oportunidad para España.

En efecto, este proyecto se produce (a) en paralelo y no en competición con una modernización sinérgica del parque de máquinas convencionales de radioterapia, (b) después que dos centros privados pioneros fueran instalados y estén en funcionamiento en Madrid, (c) a los cuales se les agrega otro proyecto público en Santander y (d) en una dinámica de optimización de tratamientos y costos.

Hay que recordar que, cuando el conjunto de estos centros esté operativo, la protonterapia seguirá beneficiando solo a un número limitado de indicaciones clínicas (inferior al 2 % de los pacientes tratados anualmente con radioterapia en España). El resto de tratamientos, efectuados adecuadamente con fotones, constituyen también el estado del arte de la radioterapia, de alta calidad, precisión y nivel de desarrollo. Es necesario evaluar qué pacientes se beneficiarán con los protones y, gracias a la existencia de estos centros, ir ampliando progresivamente las indicaciones con ensayos clínicos. Estos ensayos ya están en curso a nivel internacional, y deben ser efectuados con el apoyo de sociedades científicas tales como la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) y la Sociedad Española de Física Médica (SEFM), y de los comités éticos correspondientes.

España estará a la vanguardia mundial respecto al número de centros existentes por habitantes y, dada su distribución territorial, facilitará el acceso regional a los mismos. Hay que tener en cuenta que una gran parte de los tratamientos, en particular en el caso de los pacientes pediátricos, necesitan de 5 a 7 semanas de presencia en el sitio, con el necesario acompañamiento familiar.

Sin embargo, cuando se analiza la amplitud del proyecto, no se trata en realidad de una cifra excesiva. La mayoría de centros dispondrá de una sola sala de tratamiento (existen proyectos monosala y multisala). El número de salas por habitantes es y seguirá siendo superior en varios otros países desarrollados, incluyendo Holanda y Estados Unidos.

Este tipo de iniciativas es un catalizador de una cadena de eventos positivos: se promueven ensayos clínicos multidisciplinarios y multicéntricos, en combinación con las otras disciplinas en la lucha contra el cáncer (cirugía, quimioterapia, inmunoterapia, etc.), se desarrollan herramientas que benefician al conjunto de la radioterapia (modelos de cálculo, de medidas, de posicionamiento de pacientes) y se promueve la investigación (por ejemplo en radiobiología), que servirá de base para las futuras mejoras clínicas en los tratamientos.

El tema crucial al promocionar la instalación de alta tecnología es el de disponibilidad y la formación de profesionales: médicos, físicos, técnicos que participarán directamente a su operación, pero también al conjunto de la comunidad oncológica que participará en la adecuada selección de pacientes. Se estima en una cifra superior a los 300 profesionales los que deberán ser formados en el lapso que queda hasta la puesta en funcionamiento de estos centros (entre 3 y 4 años). Desde nuestro centro ya participamos en dicha formación y nos ponemos a disposición de cualquier institución para compartir nuestra experiencia, no solo la de estos 3 años de actividad en el contexto español, sino también de la que disponemos con anterioridad.

ES