Adrián Carrasco Munera
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y miembro del Grupo de Salud LGTBIQ+ de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria
El estudio muestra de manera sólida el beneficio psicosocial del uso de hormonas de afirmación de género en población trans y no binaria joven.
Algunos sectores poblacionales pueden estar infrarrepresentados en la muestra: hay una amplia mayoría de participantes no racializados y poca representación de las edades extremas del estudio (12 y 20 años). Además, la amplia mayoría presentaba un desarrollo puberal avanzado.
A pesar de estas aparentes limitaciones, el estudio se beneficia de esta representación etaria y de pubertad avanzada, ya que dibuja aquel sector de la población trans joven más afectado: personas a las que su pubertad hacia una apariencia determinada les puede causar un malestar y vulnerabilidad social.
El estudio aporta, a evidencias previas, un mayor volumen de pacientes y un seguimiento longitudinal que otros estudios no presentaban. Esto aporta mayor robustez en la evidencia del uso de hormonas, ya que se evalúan mejor los cambios de apariencia y cómo estos afectan positivamente en la salud de la juventud trans y no binaria.
Otro punto a favor del artículo es que, al contrario que publicaciones previas recientes, no aborda la disforia como una enfermedad a tratar o como una codificación diagnóstica, sino que evita asumir que es una realidad patente en toda la gente trans y la aborda desde la perspectiva del malestar y la vulnerabilidad que produce la apariencia corporal en algunas personas.
Por todo ello, el estudio ayuda a arrojar luz sobre el importante beneficio que supone el poder ofrecer a la infancia y juventud trans y no binaria un acompañamiento hormonal a su transición. Es de especial relevancia este tipo de evidencia en estos momentos en los que algunas voces persiguen a la infancia trans y sus vivencias.