Rafael Romero García
Profesor titular del departamento de Fisiología Médica y Biofísica, director del Laboratorio de Neuroimagen y Redes Cerebrales
La conectividad cerebral cambia a lo largo de la vida de manera compleja y no lineal. Comprender cuándo y cómo se producen estos cambios es fundamental para entender en profundidad cómo se desarrolla y envejece la estructura y la función cerebrales. En su estudio, Mousley y colaboradores utilizan imágenes de resonancia magnética realizadas a voluntarios sanos de entre cero y 90 años. Estas imágenes permiten trazar las conexiones cerebrales a través de la materia blanca y construir redes cerebrales que pueden analizarse utilizando lo que se conoce como teoría de grafos.
Sus hallazgos indican que existen cinco momentos clave en los cuales se producen cambios diferenciados en el desarrollo de la conectividad:
- 0 a 9 años: el volumen de la materia gris (que contiene las neuronas) y de la materia blanca (que contiene las conexiones) aumenta drásticamente;
- 9 a 32 años: se mantiene el aumento de la materia blanca y las conexiones se vuelven más eficientes;
- 32 a 66 años: se produce una fase de estabilización;
- 66 a los 83 años: comienza a aumentar la pérdida de conectividad;
- a partir de los 83 años, las distintas áreas del cerebro tienen más dificultad para comunicarse.
Se trata de un estudio riguroso que se basa en una metodología sólida aplicada a un gran conjunto de datos (más de cuatro mil imágenes), analizados por primera vez en un rango de edad tan amplio. Existen limitaciones reconocidas por los propios autores, entre ellas la dificultad intrínseca de inferir la conectividad cerebral a partir de la resonancia magnética y el hecho de no separar los análisis por sexo, ya que hombres y mujeres podrían presentar ritmos de desarrollo distintos. Pese a estas limitaciones, es una gran aportación que ha permitido identificar momentos de inflexión en el desarrollo y que podría ayudarnos a comprender mejor las alteraciones cerebrales asociadas a trastornos del neurodesarrollo y a la demencia.
Aunque los modelos matemáticos utilicen datos de resonancia para identificar ‘hitos’ en la maduración y envejecimiento cerebral, no hay que interpretar estos tiempos como fronteras estrictas. De hecho, la diferenciación entre maduración y envejecimiento es relativamente arbitraria. Se tratan siempre de procesos continuos que describen la evolución temporal del cerebro. Además, hay que tener cuenta que el estudio solo se centra en la conectividad cerebral, no analiza cómo aspectos cognitivos, como el aprendizaje, la memoria, la capacidad para resolver problemas, etc., cambian durante estas etapas.