Dominic Royé
Investigador en la Misión Biológica de Galicia – CSIC
Los resultados concuerdan con estudios publicados. Los autores se preguntan, con razón, hasta qué punto ha habido suficiente adaptación desde la gran ola de calor de 2003, cuando vemos el gran número de muertes estimadas en Europa en 2022. Y podemos ver que, sin la adaptación de los últimos años y década, la mortalidad habría sido claramente mucho mayor. Estoy de acuerdo en que sigue siendo necesario un seguimiento exhaustivo del impacto del cambio climático en las poblaciones vulnerables y la puesta en marcha de planes de prevención más eficaces. Vigilamos muy bien la temperatura, pero no de la misma manera los impactos sobre la salud. La adaptación social al aumento de las temperaturas ha desempeñado un papel crucial en la prevención de la mortalidad en Europa, pero sigue siendo insuficiente. Sobre todo, si tenemos en cuenta que 1 de cada 5 muertes relacionadas con el calor puede atribuirse al envejecimiento de la población en las próximas décadas.