Jordi Pérez-Tur
Investigador científico de Organismo Público de Investigación (OPI) en el Institut de Biomedicina de València del CSIC
Mlakar y colaboradores muestran que, en individuos aquejados de enfermedades mentales, el consumo de cafeína puede producir un alargamiento en los telómeros que se interpreta como un ‘rejuvenecimiento’ de unos cinco años.
El trabajo se ha centrado sobre individuos con esquizofrenia o trastornos afectivos reclutados en Noruega, ya que estos individuos presentan un acortamiento de los telómeros respecto a la población general.
Este estudio analiza diversos factores en una población de individuos afectados por enfermedades mentales que pertenecen a una cohorte que se ha seguido durante varios años entre 2007 y 2018. Una cohorte es un grupo de individuos seleccionados por uno o varios motivos, generalmente presencia o ausencia de una enfermedad, y que se estudian con periodicidad para conocer cómo evoluciona esa enfermedad.
En esta cohorte, se analizó el tamaño de los telómeros aislados de glóbulos blancos tomados de una muestra de sangre y se comparó entre grupos que se crearon en función del consumo diario de tazas de café entre ellos. Esta comparación, muestra que aquellos individuos con telómeros de mayor longitud son también aquellos que consumen 4-5 tazas de café, con cafeína, al día. Y también, que un consumo mayor no se asocia a mayor longitud de telómeros. Para este análisis, los autores han tenido en cuenta no únicamente estos dos factores, consumo de café y longitud de telómeros, sino que también han considerado factores que pueden afectar uno u otro de manera directa e indirecta. Igualmente, no han tenido en cuenta factores que pueden también influenciar estos caracteres: actividad física, tipo de dieta, consumo de medicación para los trastornos en estudio u otros problemas crónicos que pudieran padecer. Esto puede afectar tanto la tendencia a consumir más o menos café como a la propia longitud de los telómeros.
Los resultados de este estudio sugieren que la cafeína, en dosis en el rango alto de lo que se considera saludable, unos 400 mg/día, podrían tener un efecto positivo al detener el acortamiento de los telómeros que se observa normalmente en estos trastornos mentales. La evidencia existente indica que estos trastornos tienen un acortamiento de los telómeros que, además, es mayor en el caso de individuos con manifestaciones más severas.
En este estudio, no se han incluido otros factores conocidos que podrían tener un papel en la longitud de los telómeros como son el grado de gravedad de la enfermedad de los pacientes, la dieta que se sigue, la existencia de actividad física suficiente, la exposición a tóxicos ambientales (polución, pesticidas u otros). Esto no resta validez al estudio, aunque sirve para contextualizar el hallazgo principal.
Las razones que hacen que las personas con estos trastornos tengan una menor longitud de sus telómeros no son claramente conocidas. Además, hay que tener en cuenta que estos estudios se hacen sobre células de la sangre y no suelen hacerse sobre células del sistema nervioso que es donde reside la base fisiopatológica de estos trastornos.
Por estudios epidemiológicos, se sabe que ciertos factores ambientales son importantes a la hora de acelerar/retrasar el acortamiento telomérico asociado al envejecimiento: obesidad, depresión, exposición a pesticidas o a la polución o el encontrarse en situaciones de estrés crónico, pero los mecanismos que lo hacen no son conocidos.
En cuanto a las enfermedades mentales, hace tiempo que se sabe que su menor esperanza de vida coincide con un acortamiento de sus telómeros. De nuevo, el porqué de esta asociación no es conocido.
Diversos estudios muestran que en la población general el consumo de hasta 4-5 tazas de café, con cafeína, al día no tiene efectos negativos y, en función del individuo, puede llegar a ser positivos. Ahora bien, esto no implica que esos efectos se den a través de un alargamiento de los telómeros o de una disminución de su tasa de acortamiento. Hay que recordar que el estudio se centra sobre una población que, de partida, tiene unos telómeros acortados y el estudio observa que el consumo de café se asocia con un aumento de ese tamaño. Trasladar esto a situaciones diferentes no puede hacerse sin caer en el riesgo de obtener conclusiones no basadas en los datos.
Hay estudios que hablan de que dietas saludables se asocian con una mayor longitud de los telómeros. Específicamente, quienes siguen la dieta mediterránea presentan una mayor longitud de sus telómeros. Algo similar se observa en dietas basadas en el consumo de alimentos vegetales en los que se diferencian aquellos saludables (frutos secos, ricos en fibra) de otros menos saludables donde se observa que la longitud de los telómeros es mayor en el primer caso. Pero la situación no es tan sencilla de entender. Por ejemplo, en un estudio con una dieta restringida en calorías, con una dieta de tipo mediterránea, se observó un enlentecimiento en el acortamiento de los telómeros, pero solo en mujeres y no en hombres